Poesías inolvidables

Y si Dios fuera mujer

¿Y si Dios fuera mujer?

pregunta Juan sin inmutarse.

 

Vaya, vaya, si Dios fuera mujer

es posible que agnósticos y ateos

no dijéramos no con la cabeza

y dijéramos sí con las entrañas.

 

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez

para besar sus pies no de bronce,

su pubis no de piedra,

sus pechos no de mármol,

sus labios no de yeso.

 

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos

para arrancarla de su lontananza

y no habría que jurar

“hasta que la muerte nos separe”,

ya que sería inmortal por antonomasia

y en vez de transmitirnos sida o pánico

nos contagiaría su inmortalidad.

 

Si Dios fuera mujer no se instalaría

lejana en el reino de los cielos,

sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno

con sus brazos no cerrados,

su rosa no de plástico

y su amor no de ángeles.

 

Ay Dios mío, Dios mío,

si hasta siempre y desde siempre

fueras una mujer,

qué lindo escándalo sería,

qué venturosa, espléndida, imposible,

prodigiosa blasfemia.

 

Mario Benedetti

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