fototania

ArquitecTOURa

Tania Diez Peñaloza

tania@t10arquitectura.com

logotania

El testigo insobornable de la historia

Así definía Octavio Paz a la arquitectura, como el “testigo insobornable de la historia”, y basta echar un vistazo a cualquier ciudad para darle la razón. La arquitectura tiene un discurso, y en ese discurso revela muchas cosas: momento histórico, recursos disponibles, tecnología del momento, estrategias políticas; es un manifiesto, una prueba tangible del contexto histórico, social y cultural que se vivía en el momento en que fue hecha, en el lugar en que fue hecha, y no nos puede engañar ni puede cambiar la versión de los hechos, por eso el título de “testigo insobornable”.

La historia de la humanidad se ha dividido en 5 grandes Edades: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. Cada una de estas edades repercuten directamente en la arquitectura, están íntimamente ligadas a la forma de proyectar y construir del momento.

En la Prehistoria se estudian también los orígenes de la arquitectura, que están estrechamente relacionados al descubrimiento de la agricultura, ya que esto hizo que el hombre se volviera sedentario y pasara de los cobijos temporales, como cuevas y tiendas improvisadas, a la búsqueda de un refugio permanente, donde empiezan a aparecer construcciones de piedra lodo y madera.

La Edad Antigua abarca desde la aparición de la escritura hasta la caída del Imperio Romano de Occidente, en el año 459 D.C. Fue una época en que el hombre trataba de entender los sucesos inexplicables a su alrededor y empieza a mostrar la gran fascinación y respeto que el mundo de los muertos le producía, por lo que las arquitecturas religiosa y mortuoria se vuelven las protagonistas, las que dan forma al entorno. Aunado esto a que el material constructivo primordial es la piedra, nos encontramos con construcciones muy masivas y monumentales. Civilizaciones como la egipcia, la griega y romana, son los ejemplos más significativos de esta época. Los sistemas constructivos clásicos eran el apoyo aislado y el dintel (Grecia) y las bóvedas de cañón corrido (Roma).

El inicio de la Edad Media estuvo marcado por las guerras constantes entre reinos y pueblos que vieron en el fin del Imperio Romano una ocasión de expansión y riqueza. Esto tiene un impacto significativo en la arquitectura, a través de la construcción de castillos y fortalezas; lo primordial era construir espacios desde donde uno pudiera defenderse pero también atacar al enemigo. El cristianismo se consolidaba como religión y se vivía dentro de un sistema económico feudal.

La arquitectura religiosa se mantuvo, junto con la arquitectura militar y tras una serie de desarrollos que pasan por el estilo Carolingio y el Románico, se llegó a la gran revolución estructural del s.XII: el Gótico.

Se descubrió que si se elevaba el nivel más alto del arco de medio punto y se reforzaban sus bordes por medio de nervaduras (elemento de refuerzo en forma de moldura), se podían lograr construcciones más esbeltas, con claros y alturas mucho mayores. 

Esto permite quitarle masividad a las construcciones al tener apoyos aislados y no muros de carga.

La aparición del vidrio de color por medio de espectaculares vitrales en estas construcciones es otro de los factores que le dan una tipología única a este estilo.

Como ejemplo más conocido del gótico se muestra la Catedral de Notre Dame en Paris.

En el siglo XV dos sucesos marcaron el fin de la edad media y el inicio de la edad moderna: la caida de Constantinopla (Imperio Romano de Oriente), en el año de 1453, a manos de los turcos otomanos, y el descubrimiento de América, en 1492.

El Renacimiento se impone como filosofía y el mundo es testigo del nacimiento de un capitalismo primitivo, representado por la burguesía y la monarquía eclesiástica, quienes fueran los responsables de la mayor parte de la  inversión en la construcción.

El nombre "Renacimiento" se utilizó porque éste retomaba los elementos de la cultura clásica, pero de una manera mucho más estilizada. Se trataba de permear el concepto de pureza y grandeza de las civilizaciones clásicas anteriores, para de esta manera dejar atrás el estigma de oscurantismo que se asoció a la edad media.

El círculo fue una figura especialmente apreciada por los diseñadores renacentistas, simbolizando la perfección. Éste, junto con el cuadrado, se convirtió en la base de su modulación de proyectos.

Uno de los ejemplos clásicos de la arquitectura del renacimiento es la Catedral de Florencia.

Después de pasar por el desarrollo de estilos como el Manierismo, el Barroco o el Rococó, se inicia el fin de la Edad Moderna en el siglo XVIII con la revolución industrial, en 1776, y la revolución francesa, en 1789.

La Edad Contemporánea nació en la época de la ilustración y de los grandes pensadores como Montesquieu, Rousseau y Voltaire.

En el ámbito arquitectónico estuvo marcada por dos factores clave que revolucionaron la manera de proyectar y construir: la aparición del hierro como material constructivo a finales del siglo XVIII y del concreto a finales del siglo XIX.

La Torre Eiffel, en París, fue una muestra de los espectaculares alcances que este nuevo material podía tener.

La edad contemporánea nos ha regalado estilos como el Neoclásico, el Art Nouveau, el Art Decó, el Racionalismo, y algunos más cercanos a nuestra época como el High Tech, el Deconstructivismo ó el Minimalismo.

Se habla de que en un futuro cercano, hechos como la caída del muro de Berlín, en 1989, ó el atentado contra las Torres Gemelas, en el 2001, podrían dar paso a una nueva Edad: la Tecnológica

Este brevísimo recorrido por la historia de la arquitectura, es una invitación a adentrarnos en el mundo de los grandes personajes que han moldeado nuestro entorno, a descubrir los innumerables relatos que acerca de nuestro mundo tienen que contar los “testigos insobornables de la historia”.

Ver todos