Personajes

Alfonso Diez

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alemá

El origen de Perote

Mesa redonda en esta ciudad

El pasado viernes 21 de junio participé en una Mesa Redonda acerca de "El origen y la importancia de Perote en la vida y en la historia de México". Fuimos siete los participantes: seis ponentes y un moderador, Rogelio García González.

Los participantes, por orden alfabético, fueron: Abel Juárez Martínez, historiador, con un doctorado; capitán primero e historiador Antonio Aguilar Razo, quién sustituyó a Andrés Valdivia, director de Difusión de la SEV que por un llamado del gobernador no pudo asistir; Clara Moreno Cortés, licenciada en Historia del Arte; José Lanzagorta Croche, lector y analista; José Zayden Domínguez, quien ostenta un doctorado y es el Cronista de la ciudad de Xalapa; además, el autor de estas líneas.

De izquierda a derecha: José Zayden, José Lanzagorta, Rogelio García; José Gonzalo Argüello Torres, presidente de Perote; Alicia Amado, Clara Moreno, Abel Juárez, Alfonso Diez, Cesáreo Roldán, No identificado y Éric Álvarez

No intento reseñar la intervención completa de cada uno de los mencionados, que en todos los casos aportó datos y fue interesante. Sólo incluiré un breve párrafo con lo que me pareció más destacado de cada intervención y, desde luego, haré algo más amplio con la que me correspondió.

El doctor Abel Juárez es también autor de varios libros, entre ellos uno dedicado a la hacienda San José de los Molinos, por lo que cuando tomó la palabra abundó sobre la posibilidad de que ahí se hubiera instalado el primer mesón que hubo en Perote.

La licenciada Clara Moreno Cortés platicó conmigo antes de que se realizara el evento, le comenté que llevaba la Guía de Actas de Cabildo del Archivo General de la Nación digitalizada apenas y que pensaba exponer alrededor del documento, de los primeros mesones y revelar, además, cuál era el verdadero origen del nombre de Perote. Me pidió que le permitiera ser ella quien mostrara el documento referido y reflexionara alrededor del mismo, porque éste lo conservaba elaborado en máquina de escribir desde 1992, lo que acepté. Pero no tocó el tema, tal vez por el poco tiempo de que dispusimos,  y planteó que ella llevaba más preguntas que respuestas, entre éstas: ¿Por qué no hay más escuelas en Perote? y, en síntesis, más actividades culturales.

José Lanzagorta hizo una magnífica exposición de la geología de Perote y de los cambios tectónicos que sufrió y que explican porqué hay vestigios de animales marítimos en las montañas que circundan la región.

El capitán hizo un resumen de la historia de Perote y enfatizó que México ha sido gobernado por presidentes militares hasta el año de 1958, incluidos Miguel Alemán Valdés  y Adolfo Ruiz Cortines. Se le hizo ver que el caso de este último como miembro del ejército (pagador) era conocido, pero no el de Alemán y afirmó que él había visto su ficha como militar en los archivos correspondientes de la Secretaría de la Defensa.

El doctor Zayden no estuvo de acuerdo con lo anterior e hizo notar que, técnicamente hablando, el ejército sólo reconoce la categoría de militar a aquellos que pasaron por alguna de sus instituciones, especialmente el Colegio Militar y que el hecho de que a don Adolfo, en una época muy breve de su vida se le habilitó fugazmente, eso por ningún motivo lo convierte en militar; afirmó, además, que ni Miguel Alemán Valdés, ni su hijo (Velasco), ni su nieto (Magnani), estuvieron en algún plantel militar. Hizo también la aclaración de que el Colegio militar fue fundado en 1822 en el edificio de la Inquisición y no en Perote, donde la placa respectiva dice se alojó, solamente. Propuso además, en esencia, que se enfocaran los esfuerzos del municipio a restaurar la Fortaleza de San Carlos porque, afirmó, ésta sería un gran atractivo turístico que atraería tal cantidad de turistas que darían riqueza y prosperidad a sus habitantes.

Por lo que a mi intervención se refiere, manifesté que no estaba de acuerdo con lo afirmado por el doctor Zayden en el sentido de que la restauración de la Fortaleza de San Carlos para convertirla en atractivo turístico fuera la panacea que sacaría del subdesarrollo a Perote, y que para lograr esto había que buscar las mismas soluciones que requería cualquier otra entidad: más inversiones, más industrias, más empleos... ¿Cómo lograrlo? Ese es el verdadero problema a solucionar.

Hice un desglose de los primeros mesones que se instalaron en Perote: El del Águila, el de Las Ánimas, el del Cuadrante, el de San José de los Molinos, el de Vallaján y otros. Y rechacé la idea que se ha manejado hasta ahora de que el nombre de Perote provenga de un soldado español que se llamaba Pedro Anzures y que como era muy alto le decían Pedrote, que al transformarse se convirtió en Perote.

No existió ningún soldado que se llamara Pedro Anzures que estuviera ya no digamos en lo que ahora es Perote, ni siquiera en la Nueva España; el único Pedro Anzures que llegó con los conquistadores a América fue un capitán que estuvo entre los fundadores de Sucre, en Bolivia, y Arequipa, en Perú, llamado Pedro Anzures Henríquez, Marqués de Camporredondo.

Tampoco es creíble que, como plantea Cecilio Robelo, de la gran estatura de un tal Martín Pérez  se hubiera derivado el nombre de Perótez.

Manuel González Landa (para quien pedí un aplauso) hizo una magnífica investigación acerca del origen de la palabra Perote y viajó inclusive a una población llamada Álora, cercana a Málaga, en la que descubrió que a los habitantes de tal lugar les dicen Perotes, porque en 1484, las fuerzas castellanas que sitiaron la fortaleza de los árabes estaban comandadas por Pero Niño (Pero, en español antiguo, es Pedro, en el actual), quien al atacar motivaba a sus soldados así: ¡Vamos, mis perotes!

Encontró Manuel muchos puntos de coincidencia entre Perote y Álora: La Peña del Castillo, La Peña del Cofre; Pizarra, comunidad cercana a Álora, de la misma manera que Pizarro es una comunidad cercana a Perote; la calle principal de Álora es Veracruz y la iglesia es de la Veracruz (claro, éste es un nombre común: Vera cruz, la Verdadera cruz); la calle del Calvario, que tanto en Álora como en Perote tienen una iglesia; y la calle de la Estación, en ambas ciudades con los correspondientes locales para venta de boletos y recepción y entrega de equipajes.

Y concluí con el as bajo la manga: el nombre del que puso la primera Venta era Francisco de Aguilar, y su papá se llamaba Pero de Aguilar (o Pedro), así que Francisco era Perote, el descendiente de Pedro, de la misma manera que los subordinados a Pero Niño eran Perotes.

Conforme a la Guía de Actas de Cabildo que se encuentra en el Archivo General de la Nación, se concedieron diversas licencias a Francisco de Aguilar para que pudiera hacer una Venta; una del 20 de junio de 1525, en Pinavizapa (actual Orizaba); otra del 10 de octubre de 1525, para hacerla entre Medellín y Villarrica (ambas en el puerto de Veracruz actualmente); y otra del primero de diciembre de 1525 para que la hiciera en la zabana de Chiltepeque (probablemente en lo que ahora es la ciudad de Puebla).

Pero la primera vez que se menciona la palabra Perote en la mencionada Guía es en el Acta número 145, del 1 de febrero de 1527, en la que se da licencia a Antonio Gutiérrez y a Bartolomé Hernández para que hagan una Venta en Perote.

Aunque, las primeras licencias se otorgaron más de diez y nueve meses antes, así que en ese lapso fue que apareció el nombre de Perote.

El nombre de Martín Pérez (carpintero), mencionado antes, no aparece sino hasta en el acta del 15 de julio de 1527, cuando solicita que "se le aumente el arrendamiento de la venta de Perote, de 2 a 3 años, por los mismos 125 pesos que ya gastó en la construcción de la casa".

Los organizadores, Éric Álvarez, director de Turismo, y su asistente, Alicia Amado, habían determinado que la Mesa Redonda tuviera una duración de dos horas; sin embargo, se extendió a cuatro, y al final, el público asistente participó formulando diversas preguntas, por lo que podemos concluir que el evento fue exitoso.

Al final, solicité al moderador, a los integrantes de la Mesa Redonda y a los espectadores que me permitieran invitar a Armando Victoria, autor de "El Águila Negra" y presente entre la concurrencia para que leyera la carta que supuestamente dejó escrita María Antonia Bretón a la muerte de Guadalupe Victoria. Aprobado el punto, Armando subió al estrado y la leyó y fue tal la sensación que dejó entre quienes lo escuchábamos que cuando terminó hubo un silencio total hasta que subí a ocupar mi lugar, que le había cedido a mi amigo el escritor momentáneamente.

El moderador, sensibilizado también, dio por terminado el evento.

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