Personajes

Alfonso Diez

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El destino del Museo de Tlapacoyan

Tras dos años y ocho meses de sacrificios y esfuerzos para sostener con vida el lugar, que guarda recuerdos, objetos antiguos, emblemas, fotos y documentos que los propios tlapacoyenses han prestado para darle vida, el 31 de diciembre de 2010 podría cerrar sus puertas por falta de capital para sostenerlo. Con el cambio de administración, Virginia Domínguez Arámburo, directora del museo ya no estará a cargo del mismo.

Actualmente, Virginia percibe un sueldo como directora de Turismo del municipio y se ocupa del museo. Consiguió en calidad de préstamo todo lo que se exhibe ahí y va a devolver a sus propietarios lo que le confiaron; en consecuencia, el museo quedará como un simple local vacío, sin razón de existir, porque la actual directora aduce que no confiará a otros lo que le prestaron a ella. Entre los objetos que ya devolvió está un auténtico violín Stradivarius que perteneció al bisabuelo de Virginia (ahora es otro el propietario) y que el catálogo de Stradivarius todavía ubica en el Museo Tlapacoyense con la clasificación “Lavalle 1731”; Lavalle es el apellido del actual propietario y 1731 el año en que el violín fue fabricado.

Su ubicación es inmejorable, está en el número 203 de la calle de Ferrer, a menos de una cuadra de distancia de la calle Cuauhtémoc y a dos del Palacio Municipal; en el sentido contrario, a sólo tres cuadras, se localiza el monumento a los héroes de la Batalla de Tlapacoyan, el conocido como Sitio de Texcal, sobre la misma calle de Ferrer. Por cierto, el 22 de noviembre de 2010 se cumplieron 145 años de la batalla y para conmemorar la fecha el cronista de la ciudad, Ramiro Mendoza, y el autor de estas líneas, presentaron en el museo el libro “Guadalupe Victoria, un veracruzano nacido en Durango”, de Arturo Oliveros.

La casa de Ferrer 203 perteneció a la familia Diez Cano durante las últimas 7 u 8 décadas, lo mismo que la Hacienda El Jobo, cercana a la ciudad de Tlapacoyan y conocida porque el primer Presidente de México, Guadalupe Victoria, fue también su propietario; así que los Diez Cano recorrían todos los días a caballo el camino entre su casa de Ferrer y la Hacienda El Jobo, para las labores cotidianas. Curiosa coincidencia: Los que eran dueños de la casa de Ferrer lo eran también de El Jobo y Guadalupe Victoria, quien fue dueño de El Jobo, ahora es homenajeado en la casa de Ferrer.

Hace siete años la casa fue vendida a Marricha Melgarejo (propietaria de hoteles en Tlapacoyan como el tradicional Melgarejo y el Marrich), quien ahora la  renta al municipio para alojar al que se conoce como Museo Tlapacoyense.

Una posible solución sería la creación de un patronato que cubra los alrededor de 20 mil pesos que cada mes se requieren para que el museo subsista, pero dado que en el pasado se hizo el intento y muy pocos participaron, es difícil que ahora se logre. Probablemente la nueva administración decida seguir con el proyecto, lo cual sería desde luego plausible.

 

 

 

          El parque central de Tlapacoyan. A la izquierda el Palacio Municipal

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