Alfonso Diez García

Cronista de Tlapacoyan

alfonso@codigodiez.mx

Porqué escriben los novelistas

  50 respuestas de los escritores más famosos

 

Hemos tenido en Tlapacoyan diversas reuniones a las que han acudido poetas, escritores, periodistas y cronistas no sólo del municipio, sino de todo el estado, de diversas partes de la república e inclusive del extranjero. Esto ha sucedido también en otras ciudades de nuestro país. Es una costumbre habitual que se organicen festivales literarios, o convenciones de diversos tipos que agrupan a alguna o a todas las categorías señaladas. Hace unos meses se llevó al cabo uno de estos festivales en Tlapacoyan del cual dimos cuenta en una crónica anterior. Algunos de los que concurrieron a la cita solicitaron a este cronista un análisis del escritor, en general; o, para ser más concreto, quieren saber porqué escriben los grandes novelistas. La misma pregunta han formulado al autor de estas líneas algunos cronistas en Papantla y en Martínez de la Torre. Pero más allá, diversos lectores han escrito a este cronista con esa interrogante, aunque con variantes: "Quisiera saber escribir. ¿Cómo sé si tengo madera? ¿Cómo sé si podré lograrlo? ¿Usted, por qué escribe?"

Asistentes al Festival literario en Tlapacoyan, el 26 y 27 de abril de 2014

Una buena respuesta se encuentra en la bellísima novela del escritor suizo Joël Dicker, "La verdad sobre el caso Harry Quebert". Uno de los personajes de esta obra es precisamente un gran escritor, el que le da título al libro, quien en un momento dado le pregunta a Marcus Goldman, uno de sus discípulos:

— En el fondo, ¿porqué quiere usted escribir, Marcus?

Y éste le responde:

— No tengo ni idea.

Vuelve entonces a la carga Harry:

— Esa no es una respuesta. ¿Por qué escribe usted?

Y entonces Marcus se extiende:

— Porque lo llevo en la sangre... Y cuando me levanto por la mañana, es la primera cosa que me viene a la mente. Es todo lo que puedo decir. ¿Y usted, por qué se convirtió en escritor, Harry?

— Porque escribir dio un sentido a mi vida. Por si no se ha dado cuenta, la vida, en términos generales, no tiene sentido. Salvo si se esfuerza usted en dárselo y lucha cada día que Dios nos da para llegar a ese fin. Tiene usted talento, Marcus: dele sentido a su vida, que el viento de la victoria haga ondear su nombre. Ser escritor es estar vivo.

— ¿Y si no lo consigo?

— Lo conseguirá. Será difícil, pero lo conseguirá. El día en el que escribir dé un sentido a su vida, será un verdadero escritor. Hasta entonces, sobre todo, no tenga miedo de caer.

Convención de cronistas de Veracruz durante la visita a Tajín

Respuestas de los novelistas

Cincuenta escritores famosos respondieron a la pregunta de ¿Por qué escribo?

Las respuestas no parecieran haber sido hechas por personas que imaginan, inventan, reflexionan de manera sistemática. Algunas son decepcionantes.

A continuación, los escritores, sus respuestas y el comentario de este cronista (en negritas).

Héctor Abad Faciolince: “Por un ameno vicio solitario”. Describe el acto, pero no responde a la pregunta.

John Banville: “Escribo porque no sé escribir”. Se tira al suelo para que lo levanten.

Felipe Benítez Reyes: “No sé porqué escribo, ni tampoco tengo demasiado interés en saberlo”. Apático, desinteresado, irreflexivo.

John Boyne: “Porque siempre quiero saber qué ocurrirá a continuación”. No supo armar la respuesta.

José Manuel Caballero Bonald: “Empecé a escribir porque quería parecerme a Espronceda… Luego, con los años, la afición por la lectura me fue activando una discontinua dedicación a la escritura”. De acuerdo, por eso empezó y luego continuó pero ¿por qué escribe? No respondió en realidad.

Andrea Camilleri: “Porque siempre es mejor que descargar cajas en el mercado central… Porque me gusta contar historias”. En la primera parte nos dice solamente qué es peor que escribir y en la segunda que le gusta contar historias, o sea, que le gusta escribir, pero ¿por qué?

Luisa Castro: “La escritura para mí es una rendición”. ¿Y por qué escribe? ¿Es masoquista?

Lucía Etxebarria: “Para que me quieran más como Bryce Echenique”. ¿Por qué no quiere que la quieran como Lucía?

Umberto Eco: “Porque me gusta”. Le gusta escribir, de acuerdo, pero deja la pregunta sin responder, ¿Por qué?

Ken Follet: “Escribir me apasiona”. Lo mismo que el anterior, ¿Por qué?

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes: “¿Por qué respiro?”. Fuentes nos dice con esta respuesta, que a su vez es otra pregunta, que para él escribir es como respirar, algo natural, no le cuesta trabajo, pero no responde a la pregunta, ¿Por qué escribe?

Almudena Grandes: “Porque siento una necesidad insuperable de escribir”. ¿Y por qué siente esa necesidad? La pregunta sigue sin ser respondida.

Mark Haddon: “Porque no puedo hacer otra cosa”. Poca imaginación.

Gonzalo Hidalgo Bayal: “Por afición, por aflicción”. Se aficionó a escribir y esto le aflige, pero ¿por qué?

Fernando Iwasaki: “Escribo porque leo”. Ni siquiera merece un comentario.

Use Lahoz: “Porque adoro las sorpresas y vivir con intensidad”. Esa respuesta igual hubiera encajado a la pregunta de ¿por qué le gusta el cine? o ¿por qué le gusta leer?

Donna Leon: “Para ver si podía hacerlo”. ¿Y pudo? Pero, otra vez, ¿Por qué escribe?

Elvira Lindo: “No sé hacer otra cosa, no sabría vivir de otra manera”. Evade en negativo y no responde.

Alberto Manguel: “Porque no sé bailar el tango”. Y no sabe hacer muchas otras cosas pero, ¿por qué escribe?

Javier Marías: “Escribo para no tener jefe”. Conflicto con la autoridad y en consecuencia con la figura paterna.

Luisgé Martin: “Porque puede que así comprenda la razón por la que estoy tan, tan enfadado con ustedes, con todo el mundo”. Para eso lo que necesita es un psicoanalista.

Luis Mateo Diez: “Para disimular la incapacidad de hacer cualquier otra cosa”. Inseguro.

Eduardo Mendicutti: “Para inventarme inventando historias… para que me lean”. ¿Y si no se inventa, no escribe? Equivale a decir: Escribo para escribir.

Eduardo Mendoza: “Sinceramente, no lo sé”. Al menos es honesto.

Ricardo Menéndez Salmón: “Escribo por insatisfacción”. ¿Rebelde, o es otro caso para el diván?

Juan José Millás: “Escribo por las misma razones que leo, porque no me encuentro bien”. O sea.

Rosa Montero: “Para intentar otorgar al Mal y al dolor un sentido que en realidad sé que no tienen”. Esquizoparanoide.

Luis Muñoz: “Porque escribir es el modo más fiable que conozco para distinguir lo que importa”. No lo supo concretar.

Antonio Muñoz Molina: “En el fondo es un vicio”. ¿Y por qué lo tiene?

Julia Navarro: “Es una oportunidad de viajar al mundo de los sueños y de la imaginación”. Para eso no necesita escribir, ¿por qué lo hace?

Andrés Neuman: “Porque de niño sentí que la escritura era una forma de curiosidad e ignorancia”. Pero eso fue de niño. ¿Quiere entonces regresar a su infancia, o ser simplemente ignorante?

Amélie Nothomb: “Yo no lo elegí (escribir)”. ¿Quién lo eligió por ella?

Arturo Pérez Reverte

Arturo Pérez-Reverte: “Escribo porque hace 25 años que soy novelista profesional y vivo de esto. Es mi trabajo”. Eso nos dice porqué comenzó a escribir, pero no responde a la simple pregunta: ¿Por qué escribe?

Nélida Piñón: “Para ganar un salvoconducto con el que deambular por el laberinto humano”. Una forma rebuscada de decirlo.

Álvaro Pombo: “Es un intento de expresar el ser, el Dios, en la claridad del ser-ahí que era yo en aquel entonces, al borde de la nada”. ¿Entendió la pregunta?

Benjamín Prado: “Porque no podría no hacerlo”. Ah, vaya.

Soledad Puértolas: “Cuando escribo estoy fuera de esa realidad (dolor, pérdida, tedio, monotonía)”. Para no aburrirse, en otras palabras.

Santiago Roncagliolo: “Porque no sé hacer nada más”. Sincero.

Fernando Royuela: “Escribo por perplejidad… porque me da la gana y me lo puedo permitir”. Dicho de otra manera, no sabe porqué escribe.

David Safier: “Es lo que me gusta y por eso escribo”. Pues sí, pero la pregunta era precisamente porqué le gusta escribir.

Jorge Semprún: “Tal vez para sobrevivir a la muerte”. Para trascender. Bueno, pasa.

Wole Soyinka: “Supongo que por el ser masoquista que llevo dentro de mí”. Escribir lo hace sufrir pero, otra vez, ¿Por qué escribe?

Antonio Trabucchi: “¿Escribimos porque tememos a la muerte?”. Responde con una pregunta y hay que responderle: No, no se escribe por eso. La pregunta sigue sin respuesta.

Andrés Trapiello: “Para responder sin afectación algún día esta pregunta”. O, dicho de otro modo: Por ahora no sabe.

Kirmen Uribe: “Sencillamente, porque disfruto mucho haciéndolo”. Bueno.

Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa: “Escribo porque aprendí a leer de niño y la lectura me produjo tanto placer… que mi vocación literaria fue como una transpiración, un desprendimiento de esa enorme felicidad que me daba la lectura”. Buena respuesta.

Juan Gabriel Vázquez: “Escribo porque me irrita y me entristece el desorden del mundo”. Entonces, ¿lo hace para cambiarlo? O tal reacción refleja simplemente una personalidad irritable y depresiva?

Manuel Vicent: “Escribo porque es un trabajo que me gusta”. Sí, lo suponemos, pero ¿por qué le gusta?

Enrique Vila-Matas: Para “preguntarle (a un antepasado) porqué quiso ir más allá del nudo”. Totalmente esquizoide.

Juan Eduardo Zúñiga: “…extranjero es el autor de un libro que cojo y me aprendo su nombre: Miguel Zévaco”. ¿Quiso simplemente decir que admira al autor de los Pardaillán, o lo agarraron fumando?

Ninguno respondió, por ejemplo: Porque tengo algo qué decir, o: Lo que escribo es importante y merece ser leído por un sector amplio, o: He visto que lo que escribo le gusta a los demás y por eso lo hago.

Hay falta de coherencia, despiste, falta de imaginación, increíbles en los novelistas que respondieron la pregunta. Ni modo, así son.

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