Alfonso Diez García

Cronista de Tlapacoyan

alfonso@codigodiez.mx

En la memoria de Tlapacoyan

Este cronista estuvo en Papantla del 19 al 22 de septiembre de 2013, integrado al Congreso de Cronistas de Veracruz, que se lleva al cabo dos veces al año y, aunque pertenece a la asociación correspondiente desde hace cuatro meses, fue en este evento que le tomaron la protesta oficial.

Cada uno de los asistentes tuvo la tarea de elaborar y leer ante los otros participantes el tema solicitado de Fiestas y Tradiciones del pueblo que los nombró. Veracruz tiene 212 municipios y debería de tener la misma cantidad de cronistas, pero no es así, los miembros de Cronistas de Veracruz, A.C. no llegan a las cuatro decenas y fueron menos de treinta los que llegaron a la convención. Puebla tiene 217 municipios y la misma cantidad de cronistas; algo, en consecuencia, anda mal, en este sentido, en Veracruz, o en la asociación.

El que sigue es el tema que desarrolló y leyó el autor de estas líneas.

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Tlapacoyan honra a sus héroes. Es el caso de los que cayeron el 22 de noviembre de 1865, encabezados por el general Manuel Alberto Ferrer y Corzo.

Lucharon hasta el último aliento contra los invasores extranjeros en un punto alto, desde el que se domina la ciudad y que en la actualidad alberga un museo-monumento dedicado a esos valientes que ofrecieron su vida en el Sitio de Téxcal.

La calle que parte de este lugar y atraviesa la población lleva el nombre del héroe de La Batalla de Tlapacoyan, Ferrer. Dos cuadras abajo se localiza el Museo Tlapacoyense, en el número 203 de esta misma calle.

Cada 22 de noviembre se organizan festejos para conmemorar esa batalla que le dio a Tlapacoyan la categoría de heroica. En dos años más se cumplirán 150 de la gloriosa gesta.

A lo largo del año se realizan diversas romerías, ferias, desfiles y conmemoraciones que van acompañados, en la mayoría de los casos, de la comida típica, aunque todo el tiempo se pueden encontrar en Tlapacoyan lugares donde comer por ejemplo los famosos chilahuates, que son tamales de frijol envueltos en hoja de tapicón; lo mismo sucede con las acamayas, conocidas como las langostas de río.

Hablar de "Fiestas y Tradiciones", como nos solicita a los cronistas la convocatoria, implica hacerlo también de leyendas y de aquellas historias que han adquirido un lugar en el calendario de festejos de nuestra población.

El 25 de julio es el día dedicado al santo patrono de Tlapacoyan, Santiago Apóstol, y con ésta como fecha central, se lleva al cabo cada año la feria tradicional durante una semana, en la que se elige a la reina. Curiosamente, sin embargo, el patrono de la iglesia principal se festeja el 15 de agosto, día de Nuestra Señora de la Asunción.

Pero hubo una época en que la reina lo era "de la Simpatía". Al terminar el primer cuarto del siglo XX la elegida resultó ser Elenita Vernet, hermana de Tolín. Fue ésta, en realidad, la primera reina que tuvo Tlapacoyan. Le siguió Consuelo Iglesias Diez. Entonces, las carretas en que desfilaban la reina y sus princesas se adornaban con flores y con papel de colores formando eslabones, las jalaba la yunta. Otras reinas (no están en orden cronológico) han sido Margarita Núñez, Esperanza Torres; Velia Aurora Croche Wolf, "La Rorra", quien falleció hace poco y fue reina en 1954; Secundina Fernández, Concha Llaguno, Carmela Chacón, Gloria Soler, en 1958; Meche Núñez de la Sierra; Chela Anaya, la hija de Margarita Núñez; Elena Segovia; Rosita Arámburo Salas, en 1964; Lupita Núñez, en 1965; Tere Arámburo Salas, al año siguiente; Concha Melgarejo, Gema Hernández... Lidia Guzmán Arámburo y la reina de la feria de este 2013, Lidia Ofelia Mendoza Guzmán. La lista es larga y la publicaremos completa en otra crónica.

A mediados de los 1940s la feria se desarrolló precisamente en la casa de Ferrer donde actualmente se aloja el museo mencionado antes. En el interior hubo venta de antojitos, aguas frescas, refrescos; había cantina, banca y ruleta. En El Arenal, actual Campo Los Héroes, ubicado abajo de la Plaza de Téxcal, donde entonces terminaba la calle de Ferrer, Cayetano Melgarejo construyó una plaza de toros con tarro del Río Sordo. La corrida fue organizada por Miguel Tadeo Sanchiz y por Antonino Cabañas Serrayonga. El hijo de Tadeo, Miguel Tadeo Servín, se casó, por cierto, con Ana Beatriz Zuno Arce, hermana de María Esther, quien fuera esposa de Luis Echeverría Álvarez, presidente de México de 1970 a 1976.

Pero esta corrida de toros fue muy especial, tanto por los toreros como por sus acompañantes; los primeros eran Paco Gorráez y Alfonso Ramírez, "Calesero", el famoso hermano del actor Ernesto Alonso; y venían con ellos la actriz Emilia Guiú y Paco Malgesto, quien alcanzó renombre precisamente como narrador de corridas de toros para la televisión, además de ser un extraordinario conductor de programas. Emilia, por su parte, destacó en diversas películas del cine mexicano, pero la que hizo al lado de Pedro Infante y Titina Romay, Angelitos Negros, fue tal vez la que le dio más renombre.

Fue tal el furor que causaron que se les organizó un baile en un restaurante que posteriormente se convirtió en la botica del doctor Manuel Urcid Madrid, ubicado sobre la calle de Héroes de Tlapacoyan, que entonces se llamaba Alatorre, casi llegando a Gutiérrez Zamora. Tocaba la "Orquesta Marimba de Cecilio Arriaga y sus locos" y Emilia bailó con ganas. Muchos años después el Güero Salas recordaba con los amigos la pasión que puso al tomar a Emilia por el talle y cómo inclusive se hincó en una parte apasionada durante el baile con la artista.

Otra diferente fue la corrida de toros que se organizó al comenzar los 70s. Fue Miguel Tadeo Servín quien financió el evento. Era alto funcionario de Automex, la empresa fabricante de automóviles propiedad de Gastón Azcárraga y ésta apoyó a la feria de Tlapacoyan. Torearon panaderos como Adolfo Yáñez , sin faltar el Zurdo Valencia, que por cierto era de Atotonilco el Alto, Hidalgo. Los toros eran de la ganadería Santín, de Tlaxcala. Se presentaron también las bastoneras de la señora Lorenzo de Veracruz y los motociclistas de Policía y Tránsito de la Ciudad de México.

Las peleas de gallos, entonces, las organizaban Beto Tapia o Víctor Calero Gutiérrez, de quien se decía que era "regenteador" de ferias, y que cumplía la misma función en Martínez de la Torre.

Antes de esto, en 1957, se unieron los choferes frente a la iglesia del Cerrito de Guadalupe para solicitar al padre Elías que se instituyera el Día del chofer y así se hizo. En primera fila estaban José Mariani Aguilar, Jorge Benavides, Raúl Cabañas Diez, Manuel Rivera Guevara y Romualdo González, "El güero Oyuqui". Quedó establecido el 7 de diciembre como la fecha en que cada año se les festeja. Este 2013 se cumplirán 56 años.

La cronología de festejos de diciembre era entonces la siguiente:

El 2 de diciembre comenzaban las peregrinaciones al "Cerrito" integradas por personas que llegaban de las congregaciones y rancherías del municipio.

El 7 de diciembre se hacía la caravana de camiones adornados que llegaban a la misma iglesia para festejar el Día del chofer.

El 8 de diciembre era el Día del taxista.

El 11 de diciembre llegaban los antorchistas con el "fuego bendito" que traían desde la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México.

El 12 de diciembre, además de las tradicionales celebraciones por el Día de Guadalupe había que llevar a los niños vestidos de inditos para su presentación en el Cerrito, ante la Virgen. Algo parecido a lo que se hace el Día de las mulas, cuando se bendice además a los animales.

Afuera del templo la romería: dulces, comida y antojitos, tamales y pozole; además de la venta de imágenes de la virgen y otros santos.

Se organizaban carreras de bicicletas de Tlapacoyan a Tomata por un camino empedrado que dejaba las llantas destrozadas.

Muchos de estos festejos se siguen realizando en la actualidad de la misma manera.

Cuando el ejército tenía su cuartel en Tlapacoyan, los soldados participaban en las fiestas, así fue que se integró la Marimba-orquesta de los hermanos Cáceres, con militares del 5o. y del 21 y 27avo. Regimientos de Caballería. El Detal (oficina de los militares) estaba en la casa de Miguel Arámburo, arriba de La Guadalupana, de Güeyo Núñez.

La tropa participaba, desde luego, en los desfiles del 5 de mayo, del 16 de septiembre y el 22 de noviembre (esta última conmemorando la Batalla de Tlapacoyan). En El Arenal formaban pirámides humanas.

Las fiestas, sobre todo las correspondientes a la feria que se organiza dedicada por una semana a Santiago Apóstol, incluyen (o han incluido) carreras de caballos, de cintas, toros y castillos de fuegos artificiales, misas, danzas de huehues y de negritos, corridas de toros, peleas de gallos, casinos. Los globos de aire caliente, que emulaban, toda proporción guardada, a los de Cantolla, los hizo en una época Carlos Tejeda, el peluquero, papá de Chalino, con papel picado. En los cuarentas era muy concurrido el puesto de mole poblano que Micaela Casales ponía en el interior del mercado, en una mesa larga; le decían la reina del mole.

En el kiosco se hacían bailes, que se realizaban en grande en el asoleadero de los Núñez, de la calle Ferrer, con orquestas de las mejores de México, como la de Carlos Tirado, Los Violines de Villafontana, Tino Martin, Luis Alcaraz, Pablo Beltrán Ruiz y Juan García Medeles.

Ha sido tradicional el enfrentamiento, en el fútbol, entre los barrios de San Pedro y Santiago, en el campo deportivo Los Héroes, que antes fue El Arenal, pero no podemos dejar fuera al equipo de fútbol "Social", patrocinado por Francisco Arámburo Moya, y el "Huracán", que manejaba Rubén Rodríguez Palestina.

El Circo Vértiz llegaba con frecuencia a las ferias y en una de esas el dueño del mismo se llevó como compañera sentimental a Elvira Benavides, que se convirtió en trapecista, lo mismo que la hija de ambos, Angélica Vértiz Benavides, "Quica", que era alambrista.

Otro circo, anterior, era el que hacían Agustín Croche, al que llamaban Tintín, Enrique Servín de la Mora, cuñado de Miguel Tadeo Sanchiz y Odilón Alarcón. Los tres, curiosamente, fueron sucesivamente presidentes de Tlapacoyan: Agustín, en 1934 y 35; Enrique y Odilón lo sucedieron en el mismo 1935.

Los "rápidos" de Filobobos y las ruinas arqueológicas correspondientes, si no caben en el renglón de "Fiestas y Tradiciones", en el sentido estricto, sí en el amplio, que permite la afluencia de turistas durante todo el año.

Y los cantantes que llegaban con la Caravana Corona, de Guillermo Vallejo "Vallejito", mencionados ya en otra crónica. Johnny Laboriel, uno de los primeros vocalistas de Los Rebeldes del Rock, falleció de cáncer de próstata el pasado 18 de septiembre; fue parte de esa caravana y resulta, curiosamente, que una de sus últimas actuaciones se dio en San José Acateno, el 19 de marzo anterior, pero para hacerlo se hospedó en el Hotel del Parque, en Tlapacoyan. No salió de su habitación porque seguramente ya se sentía mal, lo acompañaba su esposa. Los Hermanos Carreón también actuaron en tal feria y se hospedaron en el mismo hotel que Johnny

Manuel A. Ferrer

Volvamos a Manuel A. Ferrer, quien además de los homenajes diversos en Tlapacoyan, tiene su nombre como parte de otro municipio veracruzano, Juchique de Ferrer, cercano a Nautla y a Vega de Alatorre, que a su vez tomó el apellido del general Ignacio Alatorre Riva.

El 6 de agosto de 1865 se cruzaron los primeros disparos entre invasores y fuerzas de la república en Téxcal, un lugar ubicado en lo alto y desde el que se domina Tlapacoyan. Al día siguiente llegó a ésta, entonces villa, el general Ignacio Alatorre Riva, quien estaba al mando de las fuerzas republicanas. Tras 8 cruentos combates, los mexicanos fueron derrotados. El 22 de noviembre de 1865 nació un héroe, el coronel Manuel Alberto Ferrer y Corzo, que recibió un balazo en la frente en el ahora conocido como Sitio de Texcal. Alatorre no estaba junto a él por diversas circunstancias. Sólo once, de los 120 valientes que defendían Texcal, sobrevivieron al ataque. El resultado, tras tres meses y medio de combates, fue de 286 mexicanos muertos, 82 heridos y 202 prisioneros; entre los austriacos hubo 86 muertos y 29 heridos. A Ferrer, los mismos austriacos le rindieron honores cuando lo sepultaron.

Guadalupe Victoria

En la hacienda El Jobo, en el tercer cuarto del siglo 19 los festejos duraban quince días, según Antonio García Cubas, que estuvo en el lugar invitado por el que era su propietario, Rafael Martínez de la Torre. El santo patrono era San Joaquín y lo celebraban el 26 de julio. La capilla de la propiedad a la fecha sigue dedicada a este santo.

Recordemos que El Jobo perteneció a Guadalupe Victoria desde 1825 hasta el día en que murió. Victoria hizo de Veracruz su campo de operaciones. Estableció cuarteles en Huatusco, Acazónica, Naolinco, Boquiilla de Piedras, San José Acateno, Quimixtlán, Martínez de la Torre, Papantla y, en fin, a todo lo largo del estado.

Guadalupe Victoria nació en Tamazula, Durango, el 29 de septiembre de 1786, pero escogió Veracruz para vivir y para morir. El 10 de octubre de 1824 tomó posesión como el primer presidente de México. Se lo llevaron de Tlapacoyan, muy enfermo del corazón, a Perote, a la Fortaleza de San Carlos, donde falleció el 21 de marzo de 1843.

El autor de estas líneas le ha dedicado un libro y Tlapacoyan le rinde ahora tributo a través de este cronista. Se le preparan festejos, se trabaja en el desarrollo de un busto y los archivos tanto de su vida oficial como de la privada, en poder del que escribe y de Armando Victoria Santamaría, descendiente este último del caudillo, quedarán al cuidado de Tlapacoyan en el museo que honrará su memoria.

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