Alfonso Diez García

Cronista de Tlapacoyan

alfonso@codigodiez.mx

El escritor fantasma

(Tercera y última parte de La carta misteriosa)

 

Una caja con viejos documentos de la familia Victoria desapareció desde 1966, cuando murió Felipa Mateo Cruz Victoria Flores, la abuelita de Armando Victoria Santamaría. Sus hijas la tomaron y no permitían que nadie consultara su contenido. Pero al morir ellas, los papeles quedaron en manos de Armando. Entre estos estaba la misteriosa carta que hoy podremos desmenuzar, analizar desde diferentes ángulos. A Victoria Santamaría le pareció que había sido escrita por María Antonia Bretón cuando su esposo, Guadalupe Victoria, acababa de fallecer en la Fortaleza de San Carlos, en Perote, Veracruz, el 21 de marzo de 1843.

Interior de la Fortaleza de San Carlos; al fondo, a la derecha, en el primer piso, está la habitación donde murió Victoria.

Felipa no dejó indicación alguna en relación a la carta y nos preguntamos ahora si en realidad fue escrita por María Antonia o no. Antes de emitir alguna opinión, veamos la carta tal cual nos la mostró transcrita por primera vez Armando Victoria, respetando la ortografía y la redacción:

La carta en cuestión

...A las siete de la mañana mi esposo se despertó muy angustiado, la noche anterior había tenido un ataque el cual lo dejo sin fuerzas, él medico de la fortaleza estuvo acompañándome hasta la madrugada, estaba muy preocupado, ya que esta última crisis, fue de lo más violenta, duró por espacio de media hora habiendo arrojado espuma blanca por la boca, y sus gritos se oyeron por toda la fortaleza. Su angustia se centró en los males de la Patria, me decía: que va a ser de México, tenemos las acechanzas de los invasores, y de repente gritaba diciendo: Estoy en una selva, solo, no hay comida, la oscuridad de la noche es muy negra, tengo miedo, hoy maté a mi caballo, para poder comer pero los animales son más rápidos y se han llevado lo poco que servia, hay que esconderse, vienen los iberos pero jamás me van a agarrar.

Al fondo, a la izquierda, la habitación donde murió Victoria y una puerta antes está la capilla donde fue enterrado.

De repente entró en calma esa calma que precede a la muerte y me dijo: María Antonia, poco te he dado, mírame como estoy, estoy muriéndome, pero quiero que sepas que te quise desde que llegue por primera vez a Huamantla con Rozains a ver a tu padre, eras una niña, pero jamás te olvide, tu mirada me seguía a través de las cortinas de la estancia de tu casa, y yo te miré y me prendé de ti, pero la guerra seguía, era el año del 21, la consumación de la Independencia, mi salida de la selva, la entrevista con Iturbide, mi encarcelamiento, y de vuelta a Veracruz con las fieras, y tu mientras crecías, después vino la presidencia, tuve una hija María Teresa Victoria Meza, con ella salía a la Alameda y la gente me saludaba, su mamá murió poco Tiempo después, mi buen amigo Atilano la ha cuidado desde entonces, mi hijo Francisco de Paula está bajo el cuidado de Atilano, ya en  mi testamento lo nombre para que no quede sin ayuda, las cosechas en el jobo hay que levantarlas, la tierra es la única que no te traiciona, como disfrutaba estar en mi casa, estar sentado en el portal de la entrada viendo como llegaban los campesinos con la vainilla y el café. Mi hermano Francisco fue fusilado junto con Rozains y yo no pude hacer nada...

Poco después empezó a recargarse de ideas tristes su imaginación, su patria era el ídolo  y su espíritu se comprimió al grado de verter lagrimas que según me expresó eran por su adorada Patria, decayó a tal grado que se afectó de un dolor de pecho tan agudo y vivo, dando fuertes quejidos que no hallaba consuelo, lo tenia sobre mis brazos, su cabeza y parte de su cuerpo, estábamos en el suelo ya que él no quería acostarse en la cama porque era española y él no quería aceptar nada de España. Siendo las doce del día le dio un acceso en donde perdió el conocimiento tuvo contracciones involuntarias de los órganos y de la boca el color de su rostro fue púrpura y los labios violeta; cuando finalizo el ataque se puso pálido y los labios amoratados, arrojo espuma blanca y espesa  por la boca y gritaba de una forma dura y tremenda, duró el ataque veinticinco minutos y cuando paró quedo por algún tiempo, en reposo y tranquilidad y me dijo que le diera alimento ya que sentía él estomago vacío. Su inapetencia fue muy fuerte. Momentos después me dijo: María Antonia, te quiero gracias por haber estado conmigo, y de repente grito ¡LA PATRIA SE PIERDE ! lo tenia entre mis brazos. dirigió su mirada hacia mi, tomó mi mano, acercó su cabeza hacia mi pecho y entregó su alma al creador.

María Antonia Bretón de Victoria.- 21-marzo-43...

Capilla donde enterraron a Guadalupe Victoria; en el piso, a la izquierda, en el lugar donde ahora se encuentra la silla.

Análisis de la carta

* El estilo no es el de la época, parece actual

* La ortografía y la redacción son malas, comprensibles tal vez en 1843, pero vistas en la actualidad parecieran deliberadamente mal hechas, con la intención de hacerlas parecer de aquella época, aunque el estilo no corresponde.

* La descripción de los síntomas que presentaba Victoria es idéntica al parte médico emitido el 22 de marzo de 1843 por el facultativo que lo trató en la Fortaleza de San Carlos, Antonio González Castillo. Fue evidentemente copiada de éste, como puede constatarse al comparar el texto anterior con el segmento del parte médico mencionado que se reproduce ahora: "En virtud de lo expresado clasifiqué la enfermedad de una epilepsia y ratifiqué más mi juicio cuando al día siguiente a las siete de la noche le dio el acceso y se presentaron los síntomas siguientes: Invasión repentina, pérdida del conocimiento, caída no estando en pie, distorsión de los ojos, contracciones involuntarias de los ojos y los de la boca, hinchazón, gritos en el principio, convulsiones de los músculos de la cara acompañados de una espuma blanca y espesa arrojada por la boca; Color del rostro al principio de púrpura en unos puntos y los labios de violeta, y al finalizar el ataque se puso pálido y los labios amoratados, hinchazón del pecho y abdomen y distorsiones de las extremidades superiores e inferiores, pulso intermitente y débil. La accesión le duró veinticinco minutos y cuando le paró quedó por cerca de diez minutos en reposo y tranquilidad quedando expedito después del ataque, y manifestándome le diera alimento por la lasitud del estómago que sentía."

* Supuestamente, conforme a la carta, Victoria conoció a María Antonia cuando "llegué por primera vez a Huamantla con Rozains a ver a tu padre, eras una niña...", ...era el año del 21..." Cuando apareció la carta la creencia era que María Antonia había nacido y crecido en Huamantla, Tlaxcala, y no fue sino hasta que este cronista publicó el resultado de sus investigaciones en el multicitado libro "La vida secreta de Guadalupe Victoria" que dio a conocer que María Antonia nació el 12 de agosto de 1814 en Nopalucan, estado de Puebla, y que siendo niña fue entregada a su padre, quien la reconoció y la llevó a vivir con él a su hacienda de Jalapasco, también en el estado de Puebla, así que este simple dato demuestra que María Antonia no pudo escribir la carta que se le atribuye. Rosains (no Rozains), por otra parte, en 1821, no tenía ya ningún contacto con Guadalupe, con el que tuvo un rompimiento total en 1815, cuando éste lo sustituyó en el mando de las fuerzas insurgentes en Veracruz, Puebla y Tlaxcala.

* Dice Victoria, de acuerdo con el documento, que "... tuve una hija, María Teresa Victoria Meza, con ella salía a la Alameda y la gente me saludaba...". De haberla tenido la habría nombrado en el testamento que suscribió en la Ciudad de México, o en el añadido que le hizo en Teziutlán, durante su camino a la muerte, de Tlapacoyan a Perote, tres meses antes de que se escribiera la carta que analizamos y no lo hizo; al contrario, señaló ahí que no tenía ascendientes ni descendientes que lo pudieran heredar.

* En otra parte dice que "mi hijo Francisco de Paula está bajo el cuidado de Atilano..." y esto se lo comunica a María Antonia antes de morir, el 21 de marzo de 1843; pero resulta que De Paula nació en 1808, por lo que tenía 35 años de edad cuando Victoria murió, vivía en Teziutlán y era apoderado del caudillo por lo que no necesitaba estar bajo el cuidado de nadie. El error de quien escribió la carta fue no saber en realidad quién era Francisco de Paula López Romero, del que la fecha de nacimiento y datos personales fueron develados en el libro "La vida secreta de...", publicado en febrero de este año.

* En cartas dirigidas por el teniente José Rafael Larrasilla al periódico "Nuevo amigo de la verdad", de Puebla, y a Luis González Obregón, describió entonces cómo fueron los últimos momentos de la vida de Guadalupe Victoria y dice que el ex presidente fue alojado en el pabellón principal de la Fortaleza asistido por el teniente del cuerpo médico militar Arcadio Martínez y por los enfermeros, tenientes de infantería, Mariano García y José Rafael Larrasilla (él mismo). Victoria "espiró sobre el pecho del teniente Larrasilla sin articular una palabra", de acuerdo con la narración de este último, en la que luego añade que "A su señora, que allí estaba y carecía de la vista, se le ocultó la noticia infausta por el momento, hasta después de la comida que había hecho ese día en la mesa del general don José Durán, Jefe de la Fortaleza". Basado en una de las cartas, Luis González Obregón publicó un artículo periodístico titulado "la cama de Piedra" en el que asienta también que María Antonia era ciega cuando murió Victoria. El autor de estas líneas, por su parte, reveló en su libro sobre Guadalupe Victoria que María Antonia Bretón era ciega, con base en las declaraciones de una decena de testigos que comparecieron ante un juez tras la impugnación del testamento de esta última, y en el testimonio mismo de la abuelita.

* Firma la carta María Antonia Bretón de Victoria, lo cual es otro error de quien la escribió porque en 1843 la mujer casada firmaba sólo con su apellido (con el paterno), no con el del esposo.

Conclusión

Podemos afirmar que María Antonia Bretón no es la autora de la carta que supuestamente escribió al morir Guadalupe Victoria. No la escribió, ni la dictó.

¿Quién lo hizo? El que esto escribe sospecha quién pudo hacerlo, pero no tiene pruebas para ponerlo por escrito. Los argumentos expuestos se los comunicó a Armando Victoria, quien estuvo de acuerdo con los mismos y con la conclusión que se plasma en el párrafo anterior.

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